Para obtener la panorámica más espectacular, espléndida y
grandiosa del fiordo de Geiranger, y todo su valle, hay que subir hasta el
Mirador de Dalsnibba, a unos 1500 metros de altitud sobre el nivel de las aguas
del fiordo.
Como nosotros llegamos a Geiranger por otra carretera, todas las vistas que
obtenemos desde aquí son nuevas y diferentes (foto 1), esta vez desde detrás del
pueblecito de Geiranger, desde donde parte la estrecha carretera y comienza a
serpentear mientras asciende por la montaña (foto 2). Conforme se asciende, hay
diferentes miradores para apreciar el fiordo desde diferentes alturas (foto 3),
pero en ninguno de ellos es que haya un suficiente espacio para aparcar, por lo
que hay que intentar no molestar demasiado a los coches que circular, y tener
paciencia, cuando somos nosotros los que no podemos avanzar, porque alguién se
paró a tomar fotografías.
Conforme vamos tomando altura, la temperatura va refrescando, y nos acercamos a
la línea de nieve (foto 4), vamos pasando por las casitas de los pastores en un
paisaje idílico (foto 5), y si miramos para abajo vemos la sinuosa carretera en
forma de serpiente que estamos ascendiendo (foto 6).
Llegamos hasta las nubes, y el fiordo se ve ya realmente pequeñito en la lejanía
(foto 7). Nos comienza a llover, pero el paisaje se mantiene espectacular (foto
8), ya a una altura superior a lo de los glaciares que tenemos a la espalda
(foto 9).
Y llegamos a lo más alto, hace frío y llueve, pero aun así las nubes altas no
nos impiden disfrutar de las vistas en ninguna dirección (fotos 10 a 15), muy,
muy espectacular...