Desde santo Domingo nos fuimos directamente a nuestro destino, la Península
de Samaná, hay mucho que ver y hacer allí. Comenzamos por Las Terrenas, una
población turístico-playera, pero no comenzamos con buen pié. Ya antes de
llagar en la carretera nos indican que podemos continuar que la carretera
está abierta, no sabíamos a que se referían, pero nos dimos cuenta más
adelante, un deslizamiento de tierras había cubierto la carretera, y
efectivamente se podía pasar con un camión o con un vehículo alto, pero con
nuestro bajo coche de alquiler, ya no era tan fácil, lo único bueno es que
ese auto no era nuestro, y eso te hace sufrir menos. Llegando a Las Terrenas
el tema tampoco mejoró, fijaros el aspecto de la pista que recorría la playa
(foto 1), se podía hacer perfectamente en barca.
Nuestra mala suerte continuó por la noche cuando una tremenda tormenta
tropical azotó el lugar, lo cual provocó que el mar y las playas estuvieran
muy revueltas impidiendo el baño (foto 2), una lástima porque el lugar con
un poquito de sol tenía mucho mejor aspecto, fijaros la vista desde nuestro
hotel (foto 3).
Así que dejamos Las Terrenas sin poderlas disfrutar, tan solo dimos unos
paseos por la playa persiguiendo pelícanos (fotos 4 y 5)...