Tallín es la capital y el corazón de Estonia. Con menos de medio
millón de habitantes concentra un tercio de la población del país. Yo me
esperaba una ciudad soviética gris y en estado de semi-abandono, pero todo lo
contrario (al menos en el centro histórico), todo está brillante, restaurado y
deslumbrante. Una ciudad con mucha alegría que daba gozo recorrer. Espléndida,
tal vez el casco antiguo medieval mejor conservado de Europa.
Antes de entrar en la ciudad por cualquiera de sus puertas antiguas (fotos 1 y 2
la llamada Puerta de la Cuesta), hay que recorrer la muralla por el exterior,
que tiene una longitud de 2 kilómetros y esta construida en varias fases de
entre los siglos XIII a XVI. Originalmente tenía 35 torres de las que aun quedan
25 (foto 3), las cuales son visibles desde cualquier punto de la ciudad, e
incluso desde muy lejos antes de llegar a ella ya sea por mar o por tierra.
Todas tienen sus nombres, algunos en antiguo dialecto hanseático alemán que aquí
se hablaba como la "Kiek in de Kök" (foto 4), que significa "vigilante de la
cocina", ya que desde sus 45 metros de altura se veían los tejados y las cocinas
de su alrededor.
En la parte más alta de la colina que domina la ciudad se encuentran el castillo
(foto 5), y el edificio del Parlamento Estonio (foto 6).
Una vez dentro de la ciudad, casi cualquier edificio, calle o plaza es
interesante de admirar: La catedral ortodoxa Alexander Nevski (foto 7),
cualquiera de las muchas iglesias (foto 8), monasterios o capillas medievales
que hay. Prácticamente en cualquier fachada se encuentran elementos ornamentales
antiguos, frontones escalonados, armoniosas volutas, arcos, balcones, o relojes
de sol (foto 9).
En el centro se encuentra la Plaza del Ayuntamiento (foto 10) con su
característica torre octogonal. Desde aquí parten las principales calles, todas
empedradas y peatonales, y que se dirigen a las diferentes puertas de la ciudad.
Hay mucho ambiente en Tallín, muchas terracitas y pequeñas tiendas de
antigüedades, pequeños puestos de artesanía y productos locales y sus vendedores
con sus antiguos trajes de la Edad Media (foto 11). Prácticamente hay que ir
guía en mano para saber la historia de cada calle y cada casa, porque todas
tienen su historia que contar (foto 12).
Desde lo alto de la colina, hay varios miradores en distintos lados de ella que
permiten disfrutar de una vista panorámica muy aérea de la ciudad de Tallín
desde las torres fortificadas, hasta la gran aguja de la iglesia de San Olaf
(fotos 13 a 15)...