Sylt. Alemania

Junio 2011

Sylt es la mayor de las islas Frisonas, y la más septentrional de Alemania, se alarga de norte a sur formando una franja de tierra de unos 40 kilómetros de longitud. Y a pesar de ser una zona eternamente ventosa, se convertido por sus paisajes y sus extensas playas, en uno de los centros vacacionales más frecuentados y exclusivos de Alemania. Respecto a los paisajes, tiene de todo: dunas, marismas, praderas, colinas y campos de cultivo. Respecto a sus playas de arena fina, pues la verdad es que no se pueden aprovechar mucho, por el excesivo viento y frío que hace incluso en verano.
Para llegar a la isla de Sylt desde Alemania, se tiene que tomar el tren, que funciona desde 1927. No hay carretera que una la isla con tierra firme, pero hay unos "trenes para coches" que se toman en la localidad de Niebüll y atraviesan el brazo de mar. Son cómodos, rápidos, puntuales y caros como todo aquí. Haces tu cola para subir al tren (foto 1), y subes con el coche (foto 2), una vez lleno el tren arranca (fotos 3 y 4), y como no tienes que conducir pues te dedicas a la contemplación del paisaje, y los rebaños de ovejas (foto 5). y así atraviesas el mar como se ve en el navegador (foto 6) a 85 km/h. La vía férrea está muy bien protegida con diques y contradiques de las mareas y oleajes (foto 7). Y en poco rato llegamos a la estación de tren de la principal población de la isla, Westerland (foto 8).
La infraestructura hotelera que ofrece Sylt al turista es extraordinaria: lujosos hoteles, la posibilidad de rentar bonitas casas junto a la playa, balnearios, instalaciones terapéuticas, pero cualquier cosa a precios astronómicos en verano. Nosotros encontramos algo decente y pagable en forma de unas viejas casernas militares rehabilitadas como pequeños apartamentos (fotos 9 a 12), y la verdad es que estuvimos muy bien, incluso con pequeños lujos como que cada mañana te traigan a la puerta los "croasans" y el pan fresco...