Pero lo más interesante y emocionante para el viajero, es cruzar
las murallas de la ciudad con un perímetro de casi 2 km, y adentrarse en la
ciudad vieja. Su entrada principal es la Bab el-Diwan (fotos 1 y 2), aunque
a lo largo de las murallas (foto 3), hay otras muchas. data de 1306, y ha sido
rehecha y restaurada varias veces, y constando de tres amplias arcadas junto a
la puerta principal en forma de arco de herradura. Franqueada ésta, ya
comenzamos a ver tiendas que venden de casi todo (foto 4), y mucha, mucha gente
por sus estrechas callejuelas (fotos 5 y 6).
No solo se puede comprar y vender, sino encargar cualquier cosa a los artesanos
de cualquier oficio, los encontraremos todos: carpinteros que te harán lo mismo
un mueble (foto 7), que una decoración para la casa (foto 8), peluqueros (foto
9) en el que Marco aprovechó para cortarse el pelo, panaderos (foto 10), o
restaurantes caseros ,en los que seguro hay platos de varios precios, pero de
que lo son ya es más difícil de averiguar (foto 11), o librerías donde comprarse
el Corán (foto 12).
Lo mejor es dejar perderse por las callejuelas, unas transitadas (foto 12),
otras no tanto (foto 14), y por el camino descubrir patios, puertas (foto 15),
mezquitas o fachadas...