Santiago de Compostela fue meta de una de las más célebres y frecuentadas
rutas de peregrinación de la Cristiandad durante la Edad Media, revivida con
fuerza en las últimas décadas. Según la tradición el Apóstol Santiago el Mayor
vivió 7 años en Galicia desde donde partió para evangelizar España y por último
regresar a Oriente. Después de su martirio sus discípulos trasladaron su cuerpo
a Galicia en el año 44. La aparición de una estrella (el término Compostela
deriva de Campus Stellae) en el año 813, indicó donde estaba sepultado el santo.
Actualmente en la ciudad se celebran grandes fiestas durante la segunda quincena
del mes de Julio, siendo especialmente solemnes, las del Año Santo o Año
Jacobeo, que tienen lugar cuando el 25 de Julio, día de Santiago cae en domingo.
Con el ambiente juvenil que le da su Universidad, es mucho lo que ver y beber en
Santiago. Todo su centro son estrechas calles porticadas, y pequenias plazoletas
como la famosa de Platerías, detrás de la Catedral , obra maestra de la
arquitectura románica construida a partir del año 1075 por voluntad el rey
Alfonso VI. La fachada principal, llamada del Obradoiro (foto 1), es una obra
barroca que data de 1606.
Nosotros tuvimos la suerte de ver prendido el botafumeiro, un incensario
utilizado solo en las ceremonias solemnes, en esta ocasión fue porque un
peregrino llegó a Santiago caminando desde Jerusalén.
Pero lo mejor para el turista sin duda será dejarse perder por la callejuelas
del centro de tasca en tasca y contagiarse de la alegría de las tunas que
recorren la ciudad (foto 2)...