La isla de Gran Roque( foto 1), es la entrada a este archipiélago, y por
tanto donde están concentradas todas las posadas y servicios que se puedan
conseguir. Una vez paguéis las tasas de la entrada turística al Parque Nacional,
os darán la bienvenida (foto 2).
Hay posadas de todos lo tipos, y para todos los gustos, nosotros nos quedamos en
esta preciosidad llamada Aquamarina (foto 3) y llevada por italianos, que nos
atendieron maravillosamente y nos dieron siempre todo lo que se nos ocurría, y
siempre se nos ocurría langosta.
Como la isla es pequeñita, todo está a mano, la playa (foto 4), las puestas de
sol (foto 5), y lo poco que hay para visitar, porque aquí se viene a descansar,
y disfrutar del baño, pero aun así se puede hacer una pequeña caminata hasta el
antiguo faro, hoy en ruinas, y construido por los holandeses en el siglo XIX
cuando explotaban la sal de la isla( lo podeos ver en lo alto de la montaña en
la foto 1). Aquí hay que venir al atardecer para ver desde arriba la puesta de
sol, después bajar a tomarse un coctelito o jugo a cualquiera de las muchas
terracitas donde hacerlo. Tampoco hay que perderse la pequeña iglesia justo
sobre la arena tocando el mar, preciosa (foto 6)...