Mientras se sube en el teleférico al Pan de Azúcar, se puede
contemplar justo a sus pies una bonita playa con palmeras (foto 1), decidimos
que al bajar pasaríamos allí el resto del día. Se trata de Praia Vermelha,
lógicamente por el color de su arena. Posee una vista espectacular sobre la
bahía, y lógicamente sobre el monolito de granito del Pan de Azúcar (foto 2).
Es una playa tranquila sin masas de gentes, así que se la puede disfrutar con
tranquilidad (fotos 3 y 4). Es también una playa de pescadores ,así que veréis
como sacan del mar peces y pulpos, nosotros nos acercamos a jugar con estos
pegajosos animales (foto 5).
Y mientras pasábamos tranquilamente la tarde, ocurrió algo inesperado, mejor
dicho, algo fuera de lo normal que nunca antes había pasado allí, y seguramente
tampoco en ninguna otra playa de Río. Apareció en la playa y completamente
despistado un pingüino, si, un pingüino austral perdido en Río de Janeiro (foto
6). Ante lo insólito del caso, la verdad es que nadie sabía que hacer con el, y
cada quien llamaba a quien podía: Protectoras de animales, Zoo, etc, a ver quien
se podía hacer cargo de él, y mientras eso ocurría Ana Sofía se ocupó de
mantenerlo calmado (foto 7)...