20 de Agosto de 1799. Visita Humboldt la aldea de Manicuares. (foto
1). Este poblado lo menciona como una aldea de costumbres indígenas,
sorprendiéndole la calidad de sus trabajos de ollería, y sus trabajos de arcilla
ya famosos, como los vasos porosos de Manicuare, que servían para conservar la
leche fresca. Actualmente estos trabajos son ejecutados por las loceras de
manicuare, que venden sus artesanías en sus propias casas.
Nosotros llegamos a medio día con una temperatura e 40 grados, con lo que no
había mucha gente por las calles, pero aun así nos pareció un pueblo marinero
(fotos 2 y 3)
Desde Manicuare, Humboldt se dirigió al este, hacia la Laguna Chica y la
Laguna Grande, pero no logran llegar, y se pierden buscando agua, aunque la
observan de lejos. Aun así dejó constancia de un manantial del que brotaba nafta
cuyo olor se percibía de lejos, y de algunos yacimientos de alumbre.
Nosotros ni siquiera intentamos salir del pueblo, con esa temperatura, y el
paisaje que teníamos delante (foto 4), no hubiéramos llegado muy lejos...