18 de Septiembre de 1799. Lo que mayor celebridad da al valle de
Caripe, después de la extraordinaria frescura del clima, es la Gran Caverna o
Cueva del Guácharo. Una imponente gruta donde habitan aves nocturnas propias de
estos lugares, llamadas guácharos, de sonidos agudos y penetrantes que causan un
gran eco que se repite en el fondo de la caverna. El refirió también, que una
vez al año los indios realizan la cosecha de la manteca, que no era más que
recolectar la grasa de los polluelos recién muertos en embases de arcilla que
luego eran utilizados para aderezar las comidas o bien para la lámpara del
templo.
Humboldt estudió a fondo esta cueva junto con todos sus fenómenos físicos y
geológicos, entre otros, es por ello que hoy se la conoce también en su honor
Monumento Natural Alejandro de Humboldt, y a su entrada un pequeño museo y una
estatua lo recuerdan (foto 1).
Hoy en día se puede visitar y penetrar en la cueva (foto 2). Dentro
veréis multitud de estalactitas que bajan del techo, estalagmitas, y columnas formadas con la unión de ambas (foto 3), así como todo tipo de
formaciones formadas por efecto de las filtraciones .
Pero para ver los guácharos (foto 4), tendréis que volver al anochecer, ya que
durante el día solo se les oye dentro de la cueva, pero no salen por ser ciegos.
Es ya cuando no hay luz que salen en manadas y durante toda la noche a buscar su
alimento el cual digieren durante el día. Y os aseguro que esto es un
espectáculo ya que salen chillando con ese sonido agudo y penetrante que
describiera Humboldt