Pripiat, es la localidad más
cercana a Chernobil. Contaba con 48.000 habitantes el día del accidente nuclear.
Una ciudad nueva creada en 1970 (foto 1), para albergar a los trabajadores de
las 4 centrales nucleares de Chernobil y sus familias. Una ciudad modelo para la
clase media soviética con un muy buen nivel de equipamientos, zonas ajardinadas,
y espacios lúdicos. Pero todo terminó el día del accidente, y en apenas 36 horas
todos los habitantes de Pripiat fueron evacuados en autobuses a Moscú,
pudiéndose llevar solo lo puesto y sus documentos personales. Allí dejaron todo:
sus muebles, sus ropas, sus recuerdos y fotografías, y la vida feliz que
llevaban hasta ese día. La mayoría de los que se quedaron para ayudar en la
construcción de sarcófago de la central murieron. Se estima que entre 3 y 5 mil
directamente en las semanas posteriores al accidente. Pero el número de muertes
indirectas es mucho mayor, tanto que no se ha podido determinar debido a
cánceres y otras enfermedades inducidas por la radiación. A lo que hay que sumar
muertes de bebés prematuros y niños nacidos con serias deformaciones.
Recorrer hoy Pripiat, es como estar en una de esas películas catastrofistas en
las que el protagonista es el único habitante en el planeta después de ser
devastado por bombas nucleares, visitar un lugar que se paró en el tiempo en los
años 80, es como un museo real de un holocausto. Una auténtica ciudad fantasma
con sus edificios (fotos 2 y 3), sus avenidas, ahora comidas por la maleza (foto
4). Era una ciudad amplia y bella, y se puede ir comparando antiguas fotografías
con como está hoy en realidad (foto 5). En el interior de los edificios públicos
siguen sus murales de propaganda (foto 6), en las escuelas siguen las pizarras,
libros y estanterías (fotos 7 a 9), en los dormitorios las literas (foto 10).
Los edificios se pueden identificar por sus carteles luminosos: el hotel (foto
11), los restaurantes (foto 12). En los supermercados quedan hasta los
congeladores (foto 13), y así con todo, pero todo tal y como fue abandonado con
prisa hace 25 años. La ciudad nunca se volverá a habitar, o por lo menos
nosotros no lo veremos, sus avenidas seguirán vacías (foto 14), y la noria o los
autos de choque de su feria no los disfrutará más ninguna familia (fotos 15 a
17). Pripiat es en ejemplo de la destrucción que nosotros mismos podemos causar
al planeta en el que vivimos.
Antes de abandonar la zona, nos debemos someter a un control de radiación, todo
el mundo que sale al "mundo exterior" tiene que estar descontaminado (fotos 18 a
20), a partir de este punto, todo vuelve a su normalidad, y puedes por ejemplo comprar
productos frescos y naturales de la zona (foto 21)...