Oporto es la segunda ciudad de Portugal
con más de un millón de habitantes y situada en la desembocadura del río
Duero, es sin duda este excepcional emplazamiento lo que la hace
especial con numerosos puntos panorámicos para admirar sus barrios, y su
silueta repleta de campanarios y torres de iglesias entre
callejuelas y calles en pendiente, que la UNESCO ha declarado Patrimonio
de la Humanidad.
Oporto ya existía en tiempos de los fenicios y los romanos cuando se
llamaba "Cale" ("bonito" en griego), nombre al que posteriormente se le
agregó "Portus" (puerto), para llamarse "Portus-Cale", que termino dando
nombre a todo el país Portugal.
Si llegamos en avión, llegar al centro no tiene problema, ya que el
metro llega hasta el aeropuerto (fotos 1 y 2).
Para empezar la visita de Oporto hay que madrugar y llegar al puente de
Dom Luis I, que es el icono de la ciudad al amanecer cuando la niebla
aún no se ha disipado, es simplemente bella de admirar (fotos 3 a 9)
esta imitación de los alardes de Eiffel.
También temprano se puede ir luego a desayunar al típico mercado de
Bolhao (fotos 10 a 12) con un aire antiguo, decadente y nostálgico en
donde disfrutar de la esencia de la ciudad.
Moverse en los viejos tranvías, también nos hará retroceder bastantes
años al pasado (fotos 13 y 14), y nos pueden llevar por ejemplo a la
estación de trenes de San Bento del siglo IX (fotos 15 y 16) con su sala
principal decorada con más de 20.000 azulejos en los que se representa
la historia de Portugal.
El centro de Oporto es la Plaza da Liberdade (foto 17), con una estatua
ecuestre de Dom Pedro IV y donde se encuentran todos los edificios
oficiales, instituciones y comercio.
Después hay que hacer ejercicio, el que necesitaremos para callejear
ascendiendo y descendiendo cuestas y callejuelas disfrutando de las
vistas sobre el río que salgan a nuestro paso (foto 18), o ya en la
ribera del río de los barcos que navegan o los balcones al sol llenos de
ropa tendida (fotos 19 y 20)...