Desde Aguas Calientes donde nos deja el tren, hay dos maneras de llegar a
Machu-Picchu, subir a pie los 8km de serpenteante y polvoriento camino (foto 1),
o tomar los cómodos y turísticos autobuses que te llevan a la entrada de la
ciudadela.
Machu- Picchu es la ciudad perdida de los incas. Con una espectacular, elevada y
aérea ubicación, pasó desapercibida a los conquistadores españoles, y olvidada
hasta principios del siglo XX. Hoy en día es la zona arqueológica más conocida
del continente, y una de las recién nombradas siete nuevas maravillas del mundo.
Fue descubierta en 1911 por el historiador norteamericano Hiram Bingham, quien
en realidad buscaba la ciudad perdida de Vilcabamba. Y aunque hay muchas teorías
sobre el papel que desempeñaba para los incas, la más aceptada por su
arquitectura y riqueza ornamental, es que en su día fue un importante centro
ceremonial.
La entrada al recinto, tiene este aspecto (foto 2), y es un laberinto de muros
construidos (fotos 3 y 4). Este lugar es inmenso, y cada zona se la designa por
su construcción principal, así tenemos : los baños ceremoniales, el templo del
sol, templo del cóndor, plaza sagrada, tumba real, templo principal (foto 5), y
muchos, muchos otros (foto 6).
Pero la mejor vista de Machu-Picchu, la que da una visión global del conjunto
del yacimiento es la que divisa el caminante que llega aquí a través del camino
inca, y entra por la cabaña del Guardián de la Roca Funeraria (fotos 7, 8 y 9),
una de las pocas construcciones que ha sido restaurada con un tejado de paja...