Llegamos a París a media mañana, y como era pronto, y estábamos
cansados del viaje, del desfase horario, y de dormir mal en el avión, decidimos
descansar un rato en el hotel antes de salir a dar una vuelta, bueno pues nos
quedamos dormidos, y al despertar ya comenzaba a atardecer. Pero estar en la
ciudad-luz tiene sus ventajas y se puede salir a cualquier hora, y como de todas
maneras una noche hay que ir a ver la nueva iluminación de la Torre Eiffel, pues
para allá nos dirigimos.
Tomamos el metro hasta Trocadero, y al salir de este ya se ve la torre hermosa
como si la hubieran terminado de hacer ayer (foto 1). Aun hay un poco de luz por
lo que nos tomamos nuestro tiempo en llegar a sus pies. Nos comemos una
"creppe", las niñas se suben al carrusel (fotos 2 y 3). y antes de cruzar el
Sena, ya está la torre parcialmente iluminada (foto 4), y más hermosa aun si
cabe con las luces reflejándose en el río (foto 5). Continuamos paseando,
pasamos por debajo, y ya en el otro lado comienza el espectáculo de luz (foto
6), hermoso, impresionante, porque además de la iluminación normal, la Torre
Eiffel exhibe una iluminación especialmente llamativa y brillante cuando, tras
caer la noche, durante los 10 primeros minutos de cada hora (hasta las 2Am
normalmente o la 1 AM en invierno) se iluminan miles de bombillas centelleantes
que le dan un aspecto más mágico aún si cabe del que tiene de por si (fotos 7 y
8)...