Al cuarto día por la mañana llego a San Francisco, bastantes horas antes de lo
previsto, y como no tengo que recoger a Heike en el aeropuerto hasta la noche, tendré mucho
tiempo para buscar hotel.
Me dirijo a la playa de Pacífica a pocos kilómetros de la ciudad, ya que aquí practican
sus deportes favoritos todo el año los surfistas y parapentistas de San Francisco aun a
pesar del frío que hace en invierno y de los tiburones que hay en verano.
Nada más entro en la población, veo parapentes volar y me olvido del hotel, lo primero es
lo primero, después de todo Heike también está volando en estos momentos.
Es un buen lugar, bonito y tranquilo para descansar un par de días antes de comenzar
nuestro viaje.