Oswiecim. Polonia

Junio 2005

Posiblemente os suene totalmente desconocida la población polaca de Oswiecim, pero si la traducimos al alemán "Auschwitz", ya todos sabéis de la tremenda tragedia de la que hablamos.
Cuatro millones de personas, de las cuales dos millones y medio eran judíos, fallecieron en Auschwitz, y en el cercano complejo de Birkenau. Ambos lugares están abiertos al público, y se mantienen intactos desde que los nazis los abandonaron, también las cámaras de gas, los crematorios, los barracones y el alambre, para que no lo olvidemos...
Por la puerta de entrada (foto 1), empezaron llegando prisioneros políticos polacos, pero más adelante, de toda Europa, luego les siguieron judíos, gitanos, y prisioneros de guerra soviéticos, sus condiciones de vida siempre eran terribles, durmiendo sobre paja tirada en el suelo de cemento (foto 2).
Cuando el Ejército Rojo liberó el campo de concentración, se encontraron con todo tipo de almacenes macabros: 7000 kilos de cabello humano, para fabricación de tela de crin, cenizas humanas para fertilizantes, y depósitos con todo lo que no pasaba por el crematorio, maletas, zapatos (foto 3), prótesis, gafas, cepillos de dientes, etc
La otra parte importante de este Museo del Horror, lo forma el cercano complejo de Birkenau, cuya plataforma ferroviaria en la que se realizaba la primera selección de prisioneros es tristemente recordada en todas las películas sobre el holocausto (foto 4), y es que por tren llegaban los prisioneros encerrados en vagones de mercancías, durante varios días sin aire que respirar, ni alimentos que ingerir, el 75% de los deportados de aquí era llevado directamente a las cámaras de gas, al resto ya se les advertía que: "habían venido a un campo de concentración, cuya única salida era por la chimeneas del horno crematorio". También aquí están reconstruidos parte de los barracones donde se alojaban con explicaciones de como era la vida y el trabajo de los prisioneros (foto 5), o mejor dicho la muerte, por que se moría, por aislamiento, por hambre, por el duro trabajo, por los experimentos médicos a los que los sometían, o simplemente por muerte inmediata a través de ejecuciones masivas (cámara de gas), o individuales (horca o fusilamiento). Hay muchos libros de registro robados y escondidos por los prisioneros que cuentan todas estas historias, y muchas fotos aunque ni con todo este material, uno alcanza a comprender ni entender el porque...