Poco a poco nos vamos quitando el miedo que produce al bolsillo estar en un país
nórdico, y es que si bien es cierto que pedir una botella de vino en un
restaurante puede arruinar económicamente tu viaje, eso no quiere decir que uno
tenga que morirse de hambre, ya que hay cadenas por ejemplo de pizzerías o de
pastelerías que son como restaurantes con precios asequibles.
Por ejemplo cruceros por el fiordo de Oslo, (y es que Oslo se encuentra en la
cabecera de un fiordo, eso si, no tan espectacular como los archifotografiados
fiordos de a costa oeste), pues son muy populares y los hay de todo tipo, desde
los que incluyen almuerzo con Champagne, o comida con bufe de gambas, hasta los
cruceros en transporte público, me explico. Es que el pase diario de transporte
público, no solo sirve para el metro o el autobús, si no que también sirve para
muchas rutas de ferrys por el fiordo que van a uno u otro lado de la bahía, a
pueblecitos costeros cercanos, a las islas del fiordo, a las playas en época de
baño, o a la península de Bygdoy donde se concentran buena parte de los museos
de la ciudad, etc.
Nosotros tomamos gratis el ferry de la ruta 92 que lleva desde el centro
(Vippetangen), y hace parada en tres islas del fiordo frente a la ciudad :
Hovedoya, Lindoya, y Nakholmen (ver fotos 1 a 10). Puedes bajarte en estas
pequeñas islas, dar una vuelta, ver como se vive en estos apacibles, idílicos y
fríos parajes, y continuar el viaje en el siguiente ferry. Y por supuesto
disfrutar de las bellas vistas de la ciudad de Oslo y las montañas que lo rodean
desde el mar.
En cualquier parada de metro os darán un plano del transporte público de la
ciudad donde están marcadas todas las rutas posibles...