Hay muchas cosas que ver en la Península de Paraguaná, a parte
de los Médanos de Coro de los que ya os hablé, y
de sus playas. Desde Adícora, tomamos dirección norte, y con lo primero que nos
topamos, es con el Refugio de Fauna Silvestre de la Laguna Boca de Cano siempre
plagada de flamencos, a los que te puedes acercar bastante sin que se asusten
(foto 1). Más adelante nos encontraremos con las Salinas de Cumaragua (foto 2),
se pueden recorrer, pisarlas, probarlas y porque no, llevarse un recuerdo bien
salado. El lugar es muy espectacular, sobre todo por el color rojizo que tienen
las salinas (foto 3). Siguiendo en dirección al Cabo San Román, podréis ver
naufragios (foto 4), bañaros junto a ellos, o en cualquier otra playa por la que
paséis, eso si, el calor es terrible, hay que protegerse e hidratarse.
Sin dejar la dirección norte, cuando el mar os impida continuar, habréis legado
al punto más septentrional de Venezuela, el Cabo de San Román con su faro (foto
5), desde aquí estamos a unos 28 kilómetros nadando de Aruba, dicen que algunos
días es posible divisarla, pero nosotros no la alcanzamos a ver.
Y comenzamos a bajar, esta vez con dirección a Punto Fijo, pasaremos por los
pueblos más antiguos de Venezuela, Pueblo Nuevo, Buena Vista, Moruy, Santa Ana,
y en todos ellos podréis ver sus iglesias originales de la época (siglo
XVI)(foto 6).
Punto Fijo es un puerto que goza con decreto de zona franca, por lo que siempre
está abarrotado de compulsivos compradores, ya que el consumismo es el deporte
número uno de la "revolución". Lo que si no puedo entender es como siendo la
Península de Paraguaná un lugar tan grande, amplio y desértico, han montado la
zona franca en una calle tan estrecha (foto 7) en la que no caben dos personas
juntas en la acera (y en los pocos puntos en los que caben hay un carrito de
helados estacionado), y es imposible por ejemplo ir con el carrito de Marco, ya
que las aceras tienen en algunos puntos hasta medio metro de altas.
Otra cosa curiosa en la ruta, es que abundan los burros salvajes, que como
tales, no tienen la más mínima prudencia a la hora de cruzar la carretera, y no
es difícil atropellarlos, las señales que los protegen, están claras (foto 8)...