Ahí os van unas fotos del pasado milenio, aunque sólo son de hace tres semanas, se trata de la última volada de dicho milenio. El lugar es Malinalco, en el Estado de México, a poco más de una hora del DF, un colorido pueblo, con un zócalo porticado, una preciosa iglesia, y dominando el pueblo una zona arqueológica con pirámide y todo, pero desde donde realmente se domina mejor todo el valle, es desde el voladero de los parapentes. Ese día cuando llegamos a volar, los más madrugadores como Dimitri, ya llevaban un par de vuelos, nosotros llegamos un poco pasadas las 12, y el vuelo ya estaba bastante movidito, limitándonos a llegar al suelo lo más rápido posible, aún voló más gente como Karel y Pauliña, pero por lo que se oía por la radio, la mejor alternativa era ir a comer, y eso hicimos, al italiano de la plaza del pueblo, una estupenda trucha al mojo de ajo, ya en los postres, se apreciaba en las hojas de los árboles que el viento había bajado de intensidad, o lo que es lo mismo todos al despegue, el primero en llegar, por supuesto Dimitri, el viento muy cruzado de levante en el despegue principal no le impide despegar (ya que no mira ni la intensidad ni la dirección de este, ni le importa), mientras tanto nos dirigimos al otro despegue que está perfectamente encarado y suavecito. Los que despegan primero: Dimi, Karel, Heike y Joëlle en pocos minutos se ponen a 600 metros sobre el despegue, la segunda tanda entre los que me encuentro yo, nos situamos a poco más de 300, y por abajo los cursillistas de Marco, todos disfrutando de una estupenda tarde de vuelo, que se va acabando conforme se va acabando la luz del día, y con él el último vuelo del Milenio, y es que aunque aún quedan un par de semanas para que termine el año, nos llega una visita familiar a la que con gusto nos dedicaremos durante un mes.