La capital de Luxemburgo, de nombre
homónimo, es una ciudad pequeña,
fácilmente visitable a pie en un
día. Pero a pesar de sus limitadas
dimensiones tiene razones
suficientes para recorrerla: riqueza
histórica, cultural, patrimonial y
paisajística.
El Gran Ducado de Luxemburgo, se
haya situado entre Bélgica, Francia
y Alemania, y su historia siempre ha
estado unida a sus vecinos, muchas
veces dominada e invadida por ellos,
por ejemplo en las dos Guerras
Mundiales. El idioma es
el Luxemburgués (Letzeburgesch), que
está emparentado con el alemán,
aunque el francés es usado
ampliamente por las aproximadamente
100.000 personas que tiene de
población su área metropolitana. Es
una de las ciudades más ricas de
Europa, y un importante centro
financiero y administrativo.
Es una ciudad atractiva de visitar,
y se puede comenzar recorriendo sus
fortificaciones medievales, desde
donde se tienen estupendas vistas de
la parte superior e inferior de la
ciudad (fotos 1 a 4). En la parte
alta, que es la más antigua, hay
muchas amplias plazas (foto 5), y
los edificios oficiales, pero
también callejuelas estrechas (foto
6).
Yo la visité en domingo, y había un
gran mercado que ocupaba muchas
calles y plazas del centro (fotos 7
y 8), donde se vendía desde flores
hasta artesanía. También comida, y
todo amenizado con música, la gente
vestida con trajes típicos y de
época (fotos 9 a 11), los cuales
terminaron bailando (foto 12).
Edificios importantes para visitar
por el centro: Catedral de Santa
María, Gran Palacio del Ducado,
Museo de Luxemburgo, la Plaza de
Armas.
Y en las murallas de la ciudad, las
"Casamatas de Pétrusse", tal vez lo
más visitado de la ciudad (fotos 13
a 18). Que se trata básicamente de
unos misteriosos pasadizos
subterráneos, erigidos antiguamente
con motivos defensivos. Estos
túneles que datan del siglo XVII
fueron excavados por españoles, y
es una muy entretenida visita, en la
que se hace bastante ejercicio, ya
que hay varios niveles conectados
por escalones y te la pasas subiendo
y bajando...