Klisura. Bulgaria

Diciembre 2004

Ya habíamos visitado Klisura en otras ocasiones, es un pequeño pueblecito a los pies de la cordillera central que cruza Bulgaria de Oeste a Este, la Stara Planina (Viejas Montañas), aquí se encuentra uno de los museos más absurdos que os podáis imaginar, el de la "patata", cada año los agricultores de la población seleccionan los ejemplares más curiosos, anormales o como queráis llamarlos de la patatas cosechadas, y los exponen al publico junto con los aperos de labranza que utilizan en el campo.
Pero por lo que realmente es famoso es porque en los pueblecitos de esta comarca se inició la revuelta revolucionaria que expulsó a los turcos del país, un monumento recuerda desde donde comenzaron a atacar (foto 1), y en la casa del ayuntamiento se expone en el balcón central, un cañón hecho con tronco de cerezo como los que se utilizaron entonces (foto 2), también podréis visitar alguna casa típica (foto 3), etc,...
Pero esta vez no vinimos a Klisura de turismo, sino por una mejor razón, y es que en Klisura como en la mayoría de pueblecitos rurales del país, sus habitantes disponen de pocos recursos, y como siempre son los niños y las personas mayores las que más lo sufren. Una serie de organismos, empresas y particulares búlgaros y extranjeros hicieron una colecta de esa ropa usada pero en buen estado que todos guardamos en nuestros armarios y que ya no usamos, y la donaron al pueblo junto con algunos artículos de limpieza y cosmética, nosotros no solo aportamos esa poca de ropa, si no que quisimos llevarla en persona, visitar y estar un rato con esas personas.
Fue una bonita experiencia para ambas partes, a ellos les venían a visitar, acompañar un rato y ayudar gente que no conocían, y a nosotros esa gente sencilla nos ofrecieron cariño y sonrisas. Comenzamos visitando la escuela donde los niños nos cantaron y colocaron a Ana Sofía en el centro donde se encontraba feliz (foto 4), y después con los ancianos, que también se la disputaban, y Ana Sofía seguía feliz, al fin y al cabo estaba con personas que más o menos tenían la misma cantidad de dientes que ella (foto 5). En el asilo pasamos la mayor parte de la tarde, se les organizó una pequeña tómbola con los productos donados, y un pequeño concierto de música clásica en vivo, que seguro que lo recordarán mucho tiempo, luego el ayuntamiento puso el café, y los viejecitos nos obsequiaron con su postre típico, la "banitza", y dentro de ella, a modo de galletitas chinas de la suerte, había unos papelitos en los que se podían leer sus deseos de felicidad para con nosotros, en el papel de Ana Sofía ponía que en breve realizaría un viaje al extranjero, eso a fecha de hoy ya se ha cumplido, en el de Heike que sería ciudadana de Klisura, y en el mío simplemente la palabra: "amor", nosotros tampoco olvidaremos este día...