A partir de Ananuri en dirección norte entramos en terreno muy
montañoso, es el Caucaso, y hay una carretera que cruza esta cordillera uniendo
Tbilisi con Vladikavkaz en Rusia separadas por 206 difíciles kilómetros. La ruta
sigue el curso de diferentes ríos de montaña, atravesando reservas naturales, y
bastantes poblaciones de montaña que hoy se dedican a la ganadería.
Esta vieja ruta que une el sur con el norte del Caucaso, salida de Europa a
Asia, ya fue importante desde los tiempos de los reyes de Iberia, por aquí
entraron a Georgia Alanos, Kazaros, y muchos más pobladores del norte del
Caucaso. El primero en mantener y guardar esta vía de comunicación como tal, fue
David "el constructor", quien en el siglo XII, colocó 40.000 personas con sus
respectivas familias a lo largo de la ruta básicamente para defenderla de
invasiones de Árabes y Mongoles cosa que no logró evitar.
La carretera actual se comenzó a construir en el siglo XVIII, cuando los Rusos
se anexaron el Este de Georgia y necesitaban este paso montañoso abierto
incluso en invierno, pero cayo en desuso cuando se construyó el ferrocarril que
unía Moscú con el Mar Negro.
Fueron de nuevo los Rusos quienes durante la Primera y Segunda Guerra Mundial se
quisieron guardar la llave de este estratégico paso, paro lo cual desplegaron a
su ejercito por toda la ruta y de nuevo la mantuvieron abierta todo el año, de
ahí su nombre actual "Military Highway"...
Hoy que los militares rusos ya se han ido, parece que ha vuelto a caer en el
olvido y en el abandono, y el turista que quiera disfrutar de estos fabulosos
paisajes (foto 1), increíbles escaladas o "trekkings", disfrutar de su flora,
fauna, gentes e historia, pues se debe preparar cuanto menos para ser
autosuficiente, ya que poco encontrareis por el camino: las gasolineras están en
este estado (foto 2), pocos lugares donde abastecerse de comida, aunque los hay
como este pequeño horno de pan al lado de la carretera (foto 3). Vimos un solo
puesto de "souvenirs", estos típicos gorros de auténtica lana de oveja (foto 4).
Lo que si permanece para recordarnos su pasado bélico son las antiguas torres
militares de vigilancia de la ruta (foto 5), y los camiones militares rusos que
siguen funcionando y transportando mercancías de un lado al otro de la
cordillera (foto 6).
Pero para colmo, o lo más tonto de esta historia, es que aunque logréis llegar a
la frontera rusa, si sois europeos, no podréis cruzarla, es el precio que Moscú
nos hace pagar por reconocer la independencia de Georgia antes de tiempo, o sea
sin pedirles permiso...