La Colonia Tovar nos despide en alemán (foto 1), y nosotros continuamos
nuestro viaje rumbo a la playa, para lo cual deberemos descender desde esta
sierra litoral. De vez en cuando la espesa vegetación nos deja intuir nuestro
recorrido, e imaginarnos la costa en la lejanía (foto 2).
Ni se puede correr, y ni siquiera lo intentamos, la carretera es estrecha pero
el paisaje fabuloso, no creo que me canse nunca de ver esta vegetación
privilegiada (foto 3).
A medio descenso, nuestro GPS de abordo, marca unos Petroglifos en la montaña.
Decidimos parar en el cruce y preguntar por ellos y por como se encuentra el
acceso. Todo el mundo parece conocerlos, pero nadie sabe decirnos si están muy
lejos, o si la pista está transitable, y nos aclaran que "es que ha llovido
mucho..."
Prometo a mi visita que solo nos entretendremos media hora, y en seguida
continuamos nuestro camino a la playa. En seguida en el primer cruce de río,
casi no lo pasamos, después el camino se estrecha, aunque sigue siendo fabuloso
visualmente (foto 4), no tanto para la pintura del Terrano. Nos cruzamos con una
serpiente que ocupa todo el camino, y hay que esperar que decida moverse, y
continuamos montaña arriba, montaña abajo, y cuando ya escucho comentarios en la
parte trasera del carro, sobre si "no es muy extremo por donde nos estamos
metiendo???", llegamos a los petroglifos (fotos 5,6 y 7)...