Comenzamos un viaje a uno de los países menos conocidos y visitados del
mundo, Kirguizstan. Incluso el propio Lennin lo dejo a un lado de sus planes por
considerarlo demasiado lejano y primitivo. Hoy en día continua igual, olvidado, primitivo y
sobre todo lejano.
Dos únicas formas de llegar desde Bulgaria, ambas complicadas, la primera vía Moscú con
Aeroflot, esta te la hacen desestimar los propios rusos por complicada, ya que se necesita
un visado para hacer el tránsito en el mismo aeropuerto al tener separadas las terminales
de Asia y Europa, y ese visado es prácticamente imposible de obtener para un viajero
independiente (billete cerrado comprado por adelantado, hoteles en los que te vas a alojar
ya pagados y confirmados durante toda tu estancia, fechas y horas de tus movimientos, cartas
de recomendación de algún conocido ruso, etc,)...increíble...
La segunda con la Turkish vía Estambul y con una escala de nada menos que 20
horas, además llegando a Biskek a las 2 de la madrugada hora local más el desfase
horario, adiós al ritmo de sueño de Ana Sofía, pobrecita siempre sonriendo,!!!Vaya papis
le han tocado!!!
Elegimos la segunda, tengo que decir que el billete no es muy caro e incluye los traslados
y un hotel de 5 estrellas en Estambul, ciudad que ya hemos
visitado en otras ocasiones, pero en la que no es difícil encontrar cosas nuevas por
visitar.
Esta vez recorrimos las murallas exteriores de la ciudad, en pié desde la Edad Media, las
cuales tienen varias puertas y torres totalmente restauradas (foto 1 Puerta de Topkapi), y
otros tramos en peor estado (fotos 2 y 3), en cualquier caso hay que decir que no están
restauradas de una manera fidedigna a las originales, sino de la manera que les hubiera
gustado a los turcos que fueran sus murallas defensivas...
Luego visitamos el Hipódromo, que durante 1000 años constituyó el centro de la vida de
los bizantinos, y fue escenario de innumerables dramas políticos y militares, ya que un
emperador podía perder el trono a consecuencia de una revuelta causada por el resultado
de la competición. Pero a la vez estos mismos sultanes competían en embellecerlo más que
su antecesor. A pesar de los muchos saqueos que ha sufrido la ciudad, aun quedan en pié en
el Hipódromo, la fuente que el Kaiser Guillermo, emperador de Alemania regaló a la ciudad
en 1901, y el imponente Obelisco de Teodosio (foto 4), tallado en Egipto en el 1500 antes de Cristo, y
traído a Constantinopla en el 390 después de Cristo, hoy en día, resplandece como
cuando hace 3500 años fue tallado en roca viva en Egipto.
Aparte de otros obeliscos más toscos, hay una extraña columna en espiral que emerge del
suelo (foto 5), y que en el pasado era mucho más alta y coronada por tres cabezas de serpiente, esta se erguía en el templo de Apolo en Delfos hasta que Constantino el grande
la hizo trasladar a su nueva capital en el 330 d. de Cristo...