Esna es parada obligatoria para todos los cruceros que navegan por el
Nilo (foto 1). El motivo no es la ciudad en si, sino el obligado paso del barco por su
esclusa para salvar un desnivel del río de algo más de 10 metros (foto 2).
Teniendo en cuenta que la frecuencia de paso es de dos barcos cada media hora, y que el
tráfico marítimo en el Nilo es intenso, hay que contar con permanecer allí de 8 a 12
horas.
En nuestro barco fuimos los únicos en pedir permiso para desembarcar, el resto del pasaje
prefirió quedarse en cubierta a tomar el sol.
La ciudad de Esna se apiña en torno a su templo (foto 3), al cual no es necesario pagar la entrada, ya que se ve perfectamente desde el exterior al estar a un nivel inferior que la
calle. Este templo tolemaico, fue construido en honor a los dioses Jnum y Jonsu.
En Esna se puede pasear sin sufrir las aglomeraciones de turistas de otras ciudades
importantes, y por tanto es más fácil fotografiar escenas de la vida cotidiana de una
pequeña población egipcia, contemplar el estado semi-ruinoso general de las
edificaciones (foto 4), o la tranquilidad con que se toman el trabajo diario (foto 5)...