Dinant es una pintoresca población encastrada entre los macizos rocosos de las
Ardenas, y el río Mosa
(foto 1). Ahora hay un cómodo puente por el que llegar a ella, pero antiguamente
solo era posible en barco, ya que el peñón se abalanzaba sobre el agua e
imposibilitaba la construcción de una carretera, además nadie quería venir
porque solo había una leprosería.
Pero ahora es muy turística, su colegiata (foto 2), y su ciudadela encima de la
roca (foto 3), la hacen muy atractiva al turismo, además toda esta zona está
rodeada de castillos, abadías, museos, cuevas o fábricas de cerveza, todo en
medio de una naturaleza impresionante.
Se puede comenzar viendo la Colegiata de Notre-Dame (fotos 4 y 5), originalmente
románica pero destruida por el hundimiento del acantilado, y reconstruida en
1566 con su característico campanario en forma de bulbo. En su interior se puede
admirar su púlpito del siglo XVIII, y una de las más altas vidrieras de Europa.
También muy espectacular dominando la ciudad, se encuentra la Ciudadela, a la
que se puede acceder con un cómodo teleférico o subiendo los 408 peldaños que
hay hasta su entrada (foto 6). Lo curioso es que la entrada a la ciudadela es de
pago, y una vez has pagado decides como subes y bajas, o sea que cuesta lo mismo
andando que en teleférico. La visita guiada también está incluida en el precio,
y hay que unirse a uno de ellos, para acceder a su interior, a sus salas.
Yo opté por el teleférico, que sube paralelo a las escaleras, así que las vistas
son las mismas (foto 7), muy espectaculares sobre la ciudad de Dinant (fotos 8 y
9).
Una vez arriba accedemos a la ciudadela (foto 10), y a su patio interior (foto
11), y desde este a todas las salas interiores, donde recrean todos los
ambientes que aquí hubo en el pasado, desde las mazmorras y calabozos , hasta la
herrería (foto 12), o la cocina (foto 13), con muchas salas tipo museo con todos
los artilugios de la época: trabucos (foto 14), cascos (foto 15), etc, para
terminar en un superespectacular mirador sobre la población, impresionante en
todas direcciones (fotos 16 a 19).
El dato anecdótico de esta ciudad, es que aquí nació Adolphe Sax en 1841, el
inventor del saxofón. En su calle, la Rue Sax, está su casa natal que de puede
visitar, y en su puerta una estatua del músico sentado en un banco con su saxo...