Currywurst Museum. Berlin. Alemania

Noviembre 2011

Todos sabemos la popularidad de que gozan las salchichas en Alemania, y también que existen multitud de tipos, formas y variedades de este embutido. Pero a la hora de comerlas, o mejor dicho a la hora de pedirlas en un bar o puesto callejero (los populares Imbiss alemanes), las podemos reducir a dos o tres nombres básicos que deberían aparecer en cualquier guía turística en el apartado de "supervivencia", ya que en caso de tener hambre en Alemania, con una salchicha y un "cacho" de pan podemos pasar el día económicamente, y con esto no quiero dar a entender que es un plato de pobres, nada de eso, si no que es muy popular, no hay más que ver por ejemplo que cualquier político que se precie estando en campaña siempre aparecerá en la tele con una salchicha en una mano, y una cerveza en la otra, de igual manera que cualquier aspirante que se precie a la Casa Blanca, aparece siempre en la tele sin corbata comiendo una hamburguesa.
Estos tres tipos básicos serían: "Brühwurst" (salchicha cocida), "Bratwurst" (asada a la parrilla), y "Currywurst" que nos servirán con salsa de tomate y curry en polvo. Y como acompañante de cualquiera de los tres, un "brötchen" (panecillo típico alemán), o unas simples "pommes" (patatas fritas), y todo servido en bandejitas de cartón blanco con tenedor de plástico, ideal para comer en la calle.
La fama del tercer tipo, el "Currywurst", es tan grande en Alemania, y con tal número de seguidores, que hasta ya tiene un museo en la capital dedicado a ella: el Deutches Currywurst Museum (foto 1).
Comenzaré diciendo que la invención de la receta (o al menos de quien la registró) se debe a Herta Heuwer el 4 de Septiembre de 1949. Ella la preparaba en su puesto callejero de la esquina de Kaiser-Friederich straße en el barrio de Charlottenburg de Berlín friendo salchichas con una salsa de tomate, polvo de curry y salsa Worcestershire.
Respecto a la visita al museo, pues se podría resumir diciendo que os podéis ahorrar el tiempo y el dinero, porque es caro, y no vale nada absolutamente la pena. Vamos una grandiosa tontería.
Delante de las cosas hay unas "audio guías" con forma de bote que ketchup para escuchar la explicación (foto 2), muchas fotos (foto 3), y han rellenado el local con formas de patatas fritas, y salsas de tomate (foto 4). Los asientos para descansar de tanta tontería tienen también forma de salchicha (foto 5). Diversos paneles que nos hablan de la historia de las salchichas o de las especias, formas de preparar el Currywurst (foto 6), algunas "curryosities" (foto 7), algunos juegos de ordenador para los niños con juegos de salchichas (foto 8). Se puede ver como es un carrito callejero de Currywurst (foto 9), y lo único que vale algo la pena, y que en cierta forma te devuelve algo del dinero que has malgastado en este museo pues es que con la entrada puedes degustar un auténtico "Currywurst" a la salida (fotos 10 a 12)...