Después del Hallazgo de las ruinas de la antigua Misión de los Capuchinos
de Nuestra Señora del Carmen, fundada en 1720 por Joseph de Cádiz, se
reconstruyó totalmente con materiales originales, adobes, terracotas y madera
del mismo bosque, para que los visitantes pudieran percibir como era una misión
del siglo XVIII (fotos 1 y 2), viajar en el tiempo y conocer las costumbres y
usos de la época, de lo cual son testigos los corredores, patios (foto 3) y
fuentes, por ejemplo.
Tienen un tremendo claustro con mucha vegetación, y animales: tortugas y peces
en la gran fuente, y loros y guacamayas en los árboles (foto 4), y ruidosos
araguatos por todos lados.
La capilla esta ubicada en uno de los extremos de la misión, y se observa la
riqueza de la ambientación de los tiempos de la colonia. Los cantos de los
misioneros parecieran surgir de sus paredes.
También encontraremos un pequeño museo con piezas originales de alto valor
cultural, como por ejemplo mapas de la zona de la época (foto 5), y sobre todo
piezas de la vida cotidiana de entonces, tanto eclesiásticas, como de la vida
rural.
Recomiendo altamente este lugar para un fin de semana tranquilo en familia, y
disfrutar de una atmósfera de naturaleza y paz espiritual, a los que hay que
añadir unos magníficos restaurantes de comida criolla tanto al aire libre (foto
6) como en los salones interiores, perfectamente decorados en estilo colonial.
Las celdas de hospedaje son sencillas y austeras, pero no es lujo lo que se
viene a buscar aquí...