Nuestra mudanza aun no ha llegado a Venezuela, estamos sin casa y sin coche, pero aun
así no podemos evitar escaparnos aunque sea un fin de semana a cualquiera de las playas
del litoral caribeño venezolano. Nuestro destino, el popular Puerto Colombia, al que se
accede fácilmente por la autopista panamerica hasta Maracay, y no tan fácilmente desde
aquí hasta la costa. Y es que hay que subir y bajar un largísimo y estrecho puerto, por
el que apenas pueden girar las curvas los autobuses que se dirigen a P°.Colombia (foto
1), y en términos de peligrosidad, es lo mismo que vayas en ellos, como en un coche
particular, ya que los chóferes de estos autobuses son auténticos kamicaces suicidas que
no respetan preferencias ni disminuyen su velocidad bajo ningún motivo, si te cruzas con
ellos tendrás seguro un problema...
Si llegas vivo a P°.Colombia, cuando se te pase el mareo de las curvas, podrías disfrutar
de una tranquila población con casitas con aire colonial, y con casi todas las ventanas
cerradas y enrejadas (foto 2), el motivo es que estas casas poseen frescos patios interiores
con mucha vegetación, y por tanto no necesitan abrirse al calor del exterior. Ese calor
humano y el caos que conlleva, se hace más patente cuanto más nos acercamos al puerto de
los pescadores (foto 3), aquí ya no hay control: coches, motos, cables, tiendecitas, puestos de
comida, todo anárquicamente mezclado con ese calor y color tropical, para recuperar de
nuevo la tranquilidad cuando has pasado el puerto y paseas por el pequeño malecón (foto
4), o más radicalmente si te embarcas y disfrutas de las vistas del litoral desde el mar (foto 5)...