La Schwabische Alb, en el estado federado de Baden Wurtemberg, es una zona
de suave paisaje con bosques, pero si nos fijamos en muchas de sus colinas, o en donde hay
desniveles abruptos (ver la secuencia de acercamiento de las Fotos 1,2 y 3), descubriremos
que esos parajes en los que el propio terreno constituye una fortaleza natural, fueron los
elegidos por familias de rancio abolengo, para levantar sus castillos solariegos.
Hay multitud de ellos, dos de los más conocidos y famosos por parecer emerger de un cuento
de hadas con multitud de torreones y almenas son los de Hohenzollern (fotos 1,2 y 3), en un
emplazamiento privilegiado en la cima de un picacho, y perteneciente precisamente al linaje
de los Hohenzollern, los que heredaron el ducado de Prusia y que bajo su dominio adquirió
rango de gran potencia europea, tanto que un miembro de esta familia, Guillermo I, fue el
primero en ocupar el trono de Imperio Alemán (fundado a instancias de Prusia), pero que
apenas medio siglo después, su sucesor Guillermo II, se vio obligado a abdicar y poner fin
al imperio, tras el desastre de la Primera Guerra Mundial.
Y el otro es el de Lichtenstein (fotos 4 y 5), que se alza sobre una roca inexpugnable, aislado de las colinas vecinas por un profundo barranco, hoy totalmente
reformado pero al estilo de la época, desde ambos disfrutaremos de hermosas vistas de los
parajes circundantes, además de poderlos visitar por su interior...