No hay nada más gratificante y que produzca más alegría que ver la cara
sonriente y de agradecimiento de estos niños de la selva, que si al principio
estaban con miedo y algo distantes (foto 1), no tardaron en sonreír a sus nuevos
visitantes y amigos, y al final casi había que esconder la cámara porque todos
querían salir y sobre todo verse y enseñarse a sus amigos, pero no podíamos
hacerlo ya que no hay luz eléctrica, y es difícil recargar las baterías de los
aparatos.
No obstante pude hacer decenas de fotos de estos rostros infantiles que tanto
llenaron de alegría nuestro corazón por unos días, y por ellos prometimos volver
el año próximo.
Ya estoy en plena campaña de recolección de ropa usada, artículos de cocina
viejos, o productos de higiene tipo cepillos de dientes jabón, o pasta
dentrífica y llevarlos personalmente el año que viene a Caranaven. Si deseas
colaborar con algo mándame un mail, ellos necesitan de todo, sobre todo esas
cosas que nosotros ya no necesitamos. Colabora lo agradecerán con esas hermosas
sonrisas (fotos 2 a 6)...