Tito, el exdictador yugoslavo, dominó con mano de hierro la antigua Yugoslavia durante unos 40 años. Vivía obsesionado
con la seguridad, constantemente “amenazado” por todas las partes. Ya que Tito presidía la asociación de países no alienados,
en el pretexto de la guerra fría, hacía malabares para contentar a todas las partes: Occidente, la Unión Soviética y a los
grupos étnicos dentro de los Balcanes, como los Albanese, etc.
Esto le llevó a construir una serie de Bunkers y “anillos” de defensa por toda Yugoslavia. El mas grande, famoso y caro, es
el mega-bunker que Tito mandó construir cerca de esta ciudad de Konjic, a 50 kilómetros al norte de Mostar.
El búnker se construyo entre los años 1953 y 1979, y el presupuesto total se estima que fue de unos 5.000 millones de
dólares de la época.
El bunker se diseñó para que 350 personas (300 empleados + 50 personas de la cúpula política) pudieran aguantar de manera
autosuficiente durante al menos 6 meses. Aunque realmente, nunca se puso a prueba, ya que no se utilizó jamás. De hecho, no
hay constancia oficial de que Tito ni siquiera lo visitara.
El interior es impresionante. Tiene pensado absolutamente todo para sobrevivir. Un enorme depósito de agua potable, un
acceso subterráneo al agua del río, tres centrales eléctricas con sus respectivos depósitos de combustible, salas de
comunicaciones y operaciones, dormitorios con literas para la tropa, y la del propio Tito con cama doble, baño privado,
sala de espera y demás.
El búnker hoy en día está abierto al público con visitas guiadas en inglés que dura mas o menos una hora. Las entradas no se
compran en el propio bunker si no en tiendas fácilmente identificables en Konjic...