El casquete polar más grande de Europa se llama Jostedalsbreen,
y tiene una superficie de 487 kilómetros cuadrados, con un grosor en algunos
puntos de hasta 400 metros. Como un inmenso pulpo, tiene infinidad de tentáculos
glaciares que se deslizan desde las congeladas tierras altas a los valles
inferiores. Todo el Jostedalsbreen es parque nacional protegido, y brinda
extraordinarias posibilidades para practicar excursionismo a los glaciares o por
ellos.
Dejando a un lado las desafiantes travesías de varios días por el glaciar, hay
infinidad de recorridos más familiares para realizar con niños.
Nosotros decidimos remontar desde la localidad de Olden, su valle: el Oldedalen,
por una tremenda carretera panorámica de más de 20 kilómetros con unas vistas
alucinantes de los glaciares (fotos 1 y 2). lagos, montañas y cascadas para
montar nuestro campamento cerca del glaciar Briksdal, para subir a el al día
siguiente.
Acampamos justo debajo de una de la cascadas que bajan de la masa helada del
glaciar, tal vez no era el lugar más silencioso de todos, pero si muy
espectacular (foto 3), y las vistas hacia el valle que habíamos remontado (foto
4), y hacia el glaciar (foto 5), eran de infarto. Por la mañana temprano
iniciamos la subida hacia la morrena terminal del Briksdal, un recorrido
sencillo de unos 5 kilómetros (foto 6). Hay que subir temprano, ya que al ser el
acceso extremadamente fácil, se llena de turistas pronto. Se remonta el río que
se forma inmediatamente bajo el glaciar, y al poco es de lo más turbulento (foto
7), y te bañas al cruzarlo, incluso por un puente (foto 8).
Poco a poco vamos tomando altura y nos acercamos más al glaciar (fotos 9 y 10),
a la vez que tomamos altura sobre el valle (foto 11).
El paisaje es tan entretenido, que llegamos al glaciar casi sin darnos cuenta
(foto 12), y nos quedamos un buen rato a disfrutar de el (fotos 13 a 18).
Definitivamente la excursión más sencilla y familiar que te lleva a un glaciar,
altamente recomendada para realizar con niños...