Belmonte es una ciudad de ambiente medieval con callejuelas adoquinadas por las que perderse.
Esas mismas calles nos llevaran a la cima de monte donde se encuentra el viejo castillo construido con granito, que ya en
un documento de 1258 indica el trazado de esta construcción: una alta torre de homenaje, murallas y baluartes, así como la
residencia de sus alcaldes.
Junto al castillo se encuentra una pequeña iglesia romano-gótica consagrada a Santiago. En el interior, una Piedad esculpida en
granito, que impresiona por su ruda belleza, se integra armoniosamente en la sencillez de la arquitectura del templo.
En Belmonte se estableció una importante comunidad judía, que aumentó sustancialmente cuando los reyes católicos de España
publicaron el edicto de expulsión de los judíos en 1492, decisión que posteriormente también siguió el rey de Portugal en 1496.
Durante ese período, muchos judíos llegados de España se establecieron en las localidades cercanas a la frontera, como Belmonte.
Las casas se situaban, por norma, fuera de las murallas del castillo, en el barrio de Marruecos, donde todavía se ven, grabados
en las piedras junto a las puertas, símbolos de profesiones ejercidas por miembros de la comunidad, como la tijera que identifica
al sastre...