Una vez finalizada la ceremonia religiosa, nos dirigimos al pueblecito de Göttingen
para el banquete de Bodas, encabezaban la comitiva los recién casados, con algunos
familiares y amigos a bordo de un simpático autobús años 60 (foto 1), decorado para la
ocasión.
Una vez en el restaurante y después del brindis de bienvenida a los asistentes con cava
catalán, comenzamos como se termina una boda en España, osea comiendo el pastel de
Boda (foto 2) y otras tartas caseras típicas de la región, que nos habían preparado
algunos familiares de la novia.
Pasteles, copas y ambiente festivo amenizado con una orquesta latina tocando ritmos
calientes, sin olvidarnos de bailar un vals, y es que estando a orillas de Danubio, no se
podía dejar de bailar el "Danubio azul".(foto 3).
La fiesta se caracterizó por la gran participación todos los asistentes, interrumpiendo
continuamente la comida y a los pobres músicos, que no lograban terminar una pieza.
Las interrupciones para participar fueron de todo tipo, pequeños discursos de
felicitación y buenos deseos para la nueva pareja, lectura de
poemas, chistes, juegos, adivinanzas, bailes, incluyendo la típica culebra mexicana (foto 4), el
lanzamiento del ramo de novia a las jóvenes casaderas, o el de la liga a los jóvenes
casaderos.
Tengo que destacar también, que en plena fiesta fui retenido y atado por unos
"bandidos", mientras otros secuestraban a la novia. Cuando logré liberarme, y con
la ayuda de mis padrinos de boda, fuimos por todo el pueblo en busca de la novia para
rescatarla, lo cual consiguieron los padrinos, después de pagar un rescate, osea todas las
copas que se bebieron los bandidos en el bar donde retuvieron a la novia.
Con la novia de nuevo en la fiesta, y a altas horas de la madrugada terminó esta fiesta
con una emotiva despedida de todos los asistentes cantando a la luz de las velas (foto 5).