T. T. en la Sierra de Aroa. Edo. Yaracuy. Venezuela

Septiembre 2006

Una nueva salida con nuestro club de 4x4, nos llevo al Estado de Yaracuy, concretamente a la Sierra de Aroa. Aunque varios integrantes habían recorrido esa zona, nadie había logrado empalmar la población de Aroa con la de San Felipe, así que lo intentaríamos. Partimos un sábado temprano como siempre para perder un montón de horas en el punto de reunión inicial a la salida de Caracas, cosa que parece habitual en el grupo.
La primera jornada fue muy tranquila, llegando hasta la pequeña comunidad en la que pensábamos pernoctar sin ningún problema ya que la pista estaba recién arreglada  y compactada, por lo que llegamos bien pronto. Como acampamos en el mismo campo de fútbol (foto 1), con una vistas esplendidas a la Sierra de Aroa, en cuanto se acercaron los primeros jóvenes de la localidad, terminar haciendo un partido de fútbol contra ellos fue inevitable.
Comenzamos nuestra ruta el domingo, con la esperanza de encontrar el paso hasta San Felipe, y que la pista fuera "mas" interesante que el día anterior, pero no sucedió así, la maquina de arreglar caminos parece que había pasado ayer, y el viaje se convirtió en un agradable paseo entre cafetales (foto 2). A veces el camino desaparecía entre la maleza o las canias (foto 3), pero nada importante. Hasta que llegamos a un rio en lo mas profundo de la sierra, "solo" teníamos que volver a subir y descender hasta nuestro destino. Como íbamos muy bien de tiempo hicimos una larga parada para banianos y almorzar, pensando en que el camino que faltaba iba a ser igual de fácil que el hasta ahora recorrido. Pero fue cruzar el río (foto 4), cuando todo se torció y empeoro. Curvas estrechas y cerradas en las que había que estar muy al tanto para no salirse, hasta que un carro volcó (foto 5). Cuando nuestro ritmo de marcha descendió por la dificultad y las rampas de subida empinada, sucedió lo que menos deseábamos. Una tremenda tormenta tropical de esas que descarga un tremendo palo de agua en pocos minutos, y el terreno quedo impracticable, y nosotros atrapados. Imposible dar la vuelta a los carros, imposible descender lo recorrido con ese barrizal, e imposible de subir la empinada y larga subida que teníamos delante. Yo en medio del diluvio, apenas supere un tercio de ella (foto 6). Hubo que unir tres cinchas, mas de 60 metros de cuerda para encontrar un lugar desde donde traccionar para estirarme. Fue muy difícil, y lo fue para todos, uno tras otro se quedaban sin control ni fuerza en el barro. Aquí pasamos toda la tarde del domingo disfrutando con el barro. Y logramos salir de esa cuesta con las ultimas luces del día, sin saber exactamente donde estábamos, ni lo que nos quedaba por delante. Afortunadamente encontramos una pista de escape hasta otra principal que nos devolvió después de dos días de marcha al mismo lugar de partida en Aroa, esto ya en plena noche y a mas de cinco horas de carro para volver a casa, a donde llegamos cansados, tarde, muy tarde, embarrados y felices...