Nuestro viaje antártico termina, y ponemos proa hacia el
continente sudamericano, pero cuando aun no nos hemos alejado de él y todavía
viendo las costas de las Islas Shetland del Sur como fondo, estas nos brindan un
tremendo e inolvidable regalo de despedida: en el horizonte aparece una orca,
luego nos damos cuenta que es una familia de tres orcas que se quedan un buen
rato a la vista para que las observemos (fotos 1, 2 y 3). Como ellas no se van,
paramos los motores para no alejarnos nosotros de ellas y seguir disfrutando de
este regalo de la naturaleza, y es entonces cuando vemos con gran asombro como
se dirigen hacia nosotros (foto 4), y se colocan a nuestro lado manteniéndose
junto a el barco un buen rato, como para permitir que todos las podamos
fotografiar con tranquilidad, y nos llevemos su recuerdo para siempre (fotos 5,
6 y 7).
La Orca (Orcinus Orca), aunque con una población desconocida parece estar en
bajo riesgo de extinción, y es que con una envergadura de 7 a 9 metros de largo,
y de 3 a 7 toneladas de peso, son los verdaderos depredadores del mar, y se
comen prácticamente a todos: peces, calamares, pingüinos, aves, focas delfines,
ballenas, etc. Crían cada 5 años, con un periodo de gestación de 12 a 18 meses.
Pero el animal protagonista de la Antártida, el que permite que este lugar sea
un paraíso para todos desde los pingüinos a las ballenas, el primero de la
cadena alimenticia, es el pequeño y desconocido "krill" (foto 8), sin el no
existiría aquí nada, y es tan abundante en la Antártida, que pongamos la especie
animal que pongamos en un lado de una balanza, si ponemos todo el Krill
antártico en el otro, la balanza se inclinaría del lado del krill, aunque
pongamos todos los elefantes de este mundo en el otro...
EPILOGO.- Realmente ha sido extraordinario poder realizar un viaje de
exploración a la Antártida. Una experiencia única en un lugar único. Y ahora que
existen estos cruceros antárticos que aunque son caros, son accesibles, todos
podemos hacer un viaje extraordinario, porque como decía Sir Edmund Hilary (que
también fue explorador antártico) : "Las personas no deciden ser
extraordinarias. Deciden realizar cosas extraordinarias".
Y desde luego ya no es tan riesgoso como cuando a principios del siglo XX, Sir
Ernest Shackleton, recurrió a este curioso anuncio para buscar quien le
acompañara a la Antártida:" Hombres buscados para riesgosa empresa, bajos
salarios, crudo frío, largos meses de completa oscuridad, peligro constante,
regreso seguro dudoso, honor y reconocimiento en caso de éxito", y sin duda la
historia los reconoció.
Y así dejamos la Antártida sin tristeza, porque como dijo el poeta T. S. Eliot:
"No dejaremos de explorar, y el final de nuestra exploración será arribar al
lugar donde comenzamos y conocerlo por primera vez...