Se mantiene el buen tiempo, y desembarcamos con nuestras zodiacs ( foto 1) en
la Isla Cuverville, frente a la Península Antártica en la boca norte del Canal
Errera. Este nombre se lo puso De Gerlache, en honor a un vice-almirante
de la marina francesa quien ayudó a aprovisionar su expedición.
Como siempre en las zonas que no hay nieve, está repleto de colonias de
pingüinos (foto 2), que en cuanto nos ven corren a nuestro encuentro para
saludarnos (foto 3). En la Isla Cuverville, se encuentran unas 5000 parejas de
pingüinos de la especie Papua, que son los que vemos en las fotos. Estos
pingüinos marcan un camino muy bien visible en la nieve hasta el mar (foto 4),
por el que se desplazan a modo de autopistas, y es muy curioso ver a los
pingüinos sucios que bajan por estas vías, cruzándose con los limpios y bien
alimentados que vienen del mar. Todos van por el en fila india sin salirse, de
esta manera siempre está plano y sin escalones ni relieves que les dificulte su
paso, por esta razón no hay que pisar estos carriles pingüineros. Una simple
pisada humana, que deje una marca un poco profunda en la nieve, y los pingüinos
que son bastante torpes en tierra, se irán de narices al suelo uno tras otro,
hasta que aplanen esa pisada.
Aquí parecen felices, los pingüinos, unos comen, otros se nadan en el mar, otros
cazan o se refrescan en la orilla del mar, así que como nuestra presencia no les
asusta, se les puede hacer fotos muy de cerca (fotos 5, 6, 7 y 8).
El pingüino Papua o de Vincha, que es el que se encuentra en esta isla (foto 9),
tiene un característico pico rojo, y vinchas blancas sobre los ojos. Es el
pingüino que nidifica más al norte de todos los de la Antártida.
También hay muchos polluelos, que ya están bien grandes por ser ya el final del
verano austral, y aunque tendrían que ser muy curiosos, los de la (foto 10 ),
parecen bien tristes ya que están cambiando su pelaje, y se mantienen inmóviles
durante ese proceso que puede durar varios días...