Quien piense que después del Fin del Mundo, no queda más por explorar, no
quedan más aventuras por correr, está muy equivocado. Su equivocación es del
tamaño de un continente, de un continente tan grande, frío y solitario como la
Antártida, y hacia allí me voy a dirigir en este barco llamado M/V Ushuaia (foto
1). El cartel colocado en la pasarela que sube a cubierta nos indica el horario
de salida, y el destino (foto 2).
El rompehielos Ushuaia fue construido y concebido como un buque
oceanográfico, el cual se ha adaptado parcialmente para pasajeros. Es un barco
pequeño de 84 metros de eslora (largo), y 15 de manga (ancho), construido en
Toledo. Ohio, USA en 1970. Actualmente y a pesar del nombre lleva bandera de
Panamá.
Antes de comenzar la travesía, os voy a mostrar su interior. Comenzando por mi
sencillo camarote, apenas una litera y una estantería a compartir (foto 3), y en
el mismo pequeño espacio, un lavamanos y un espejo, y detrás el baño y la
peligrosa ducha (foto 4), difícil de utilizar en movimiento.
El barco tiene una política de "puertas abiertas", eso quiere decir que la
puerta de mi camarote no tiene llave, y que por igual puedo acceder a cualquier
parte de la nave, como por ejemplo el puente (foto 5), a cualquier hora del día
o de la noche, y trastear con los GPS, cartas marinas, etc (foto 6).
Dispone también de una pequeña enfermería (foto 7), y es que una vez zarpemos
debemos ser autosuficientes y no esperar encontrar mucha ayuda allá.
La (foto 8), es del comedor, el cual aprovechando que entre pasajeros y
tripulación, apenas vamos 70 personas, permite que comamos todos al mismo
tiempo. Y la (foto 9), es de la popa del barco, en la que se ven las
embarcaciones tipo Zodiac, que son las que nos permitirán hacer los desembarcos,
ya que la Antártida no tiene ningún puerto, al menos no como los que conocemos.
Así todos reunidos en el salón principal (foto 10), brindamos con el capitán que
nos da la bienvenida, deseosos de comenzar el viaje y esta gran aventura...