Nos vamos a dormir temprano, mañana es el gran día en el que iremos hasta el
pié del Salto Ángel. Así que hay que descansar, además estamos rodeados de
selva, no hay luz y llueve. Pero ni podemos dormir ni para de diluviar en toda
la noche.
Partimos temprano en la mañana, con un corto tramo de barca, y en seguida a
caminar por la selva, casi siempre tan cerrada que no alcanzamos a ver ni el
cielo más que cuando hay que descalzarse para cruzar algún río (foto 1).
Caminamos lentos, todo está muy mojado y embarrado por la lluvia de anoche, así
que hay que tener mucha precaución, ya que todas las raíces y escalones de
piedra que hay que trepar están muy resbaladizos (foto 2).
Pero enfrente lo tenemos, aun no se ve completo (foto 3), pero se siente y sobre
todo se escucha, es muy espectacular este ambiente.
Hasta que al final despeja, y se descubre en toda su belleza (foto 4), no hay
palabras, es pura felicidad (foto 5).
Ya de regreso tenemos tiempo de asimilar todo lo visto y experienciado, de tomar
fotos y fotos para el recuerdo (foto 6), nunca lo olvidaremos...